Las croquetas de Camp de Túria. Foto: Mikel Ponce

LIFESTYLE – POR FAVOR, LA CUENTA

Croquetas, bechamel y otras razones para dejarle en visto

Sandra Bódalo – 08/05/25

Hay quien pregunta por tu horóscopo. Otros, si eres más de senderismo o de escalada. Pero en los tiempos que corren, hay una pregunta que lo cambia todo: ¿te gustan las croquetas?

Solo he visto First Dates dos veces en mi vida, y ambas han sido por el morbo de que aparecía gente (remotamente) conocida. A estas alturas del cuento, no voy a esconderme. La primera fue por una chica que había ido conmigo al instituto. La segunda, porque mi amigo Enrique nos soltó un «¡encended la tele YA!» por Whatsapp, tras enterarse de que un chico con el que no habíamos compartido ni 48 horas de nuestras vidas estaba en antena. Así que, pese a no ser mi programa favorito, hay varias escenas que (inexplicablemente) siguen ahí, ocupando espacio en mi cabeza. Rental free, dicen las modernas. 

Una de ellas es Andrea, de 24 años, y su frase lapidaria: «No podría estar con una persona a la que no le gustaran las croquetas. Esa gente no es de fiar. ¿Cómo le puedes decir que no a una croqueta de jamón?». La red flag categórica de esta muchacha fue que el tal Juan pasaba de la bechamel. Así que, si en algún momento os encontráis en una cita horrible y no sabéis cómo salir del paso, aquí tenéis la respuesta. Otra escena legendaria es la de Indara, de 19, que ante la pregunta «¿qué es lo que más te gusta hacer en la vida?», contesta sin inmutarse: «Comer croquetas». Se trata de un momentazo que, acompañado de una caña de Cruzcampo bien fría, te hace pensar que has sintonizado Canal Sur y que el del plató no es Carlos Sobera, sino Juan y Medio.

Es cierto que conozco a pocas personas a las que no le guste esa masa frita, crujiente y jugosa -aunque mientras escribo esto, recibo un mensaje de mi amiga Isa Serra, que no solo las detesta, sino que está harta de lo que ella llama «la tiranía croquetera»-. Lo que jamás me imaginé es que las croquetas pudieran ser tan decisivas en el terreno sentimental. Pero parece ser que sí, que hay gente que le da más importancia a una buena bechamel que a si sus horóscopos son compatibles.

Al menos, eso he deducido después de años cotilleando el pasillo de novedades de las apps de citas. No exagero: he visto más veces lo de «sé hacer las mejores croquetas» que lo de «mi domingo perfecto es Netflix and chill». ¿Pero por qué? ¿Por qué deciden destacar esa faceta de su personalidad? ¿Ls croquetas tienen algo afrodisíaco? ¿Hay algo pasional o primario en ellas? ¡¿QUÉ ME ESTOY PERDIENDO?! Como no me ha dado tiempo a organizar un focus group de solteros croqueto-dependientes, hice lo que se espera de mí: investigar.

Croquetas, el secreto para una buena relación

Juanjo Vega, creativo canario afincado en Londres y croquetófilo confeso, se ha ofrecido voluntariamente a ayudarme. En su bio de Instagram tiene un claro «send croquetas» y, por supuesto, sus dating apps no se quedan atrás. «Desde el principio, especifico que la manera de conquistarme es con comida y, sobre todo, con croquetas», me cuenta. Incluso presume de conocer el mejor sitio en Londres para comerlas: es su pick up line estrella, el comodín que siempre abre conversación 

Y si ha habido suerte con el match, solo hay un lugar al que acudir: Bar Kroketa, su templo croquetero de referencia en la capital inglesa, y donde juran servir «las croquetas que te harán olvidar a tu ex». Inconscientemente, se ha convertido en su escenario recurrente para encontrar el amor, porque si algo os enseñamos en nuestro «Manual de supervivencia para primeras citas» es que hay que tener siempre un bar de confianza. Muy bien, Juanjo.

Es tan fan que incluso creó varios filtros en Instagram para ponerte cara de croqueta. Sí, literalmente. Aunque reconoce que, si se diera el caso, podría salir con alguien que no las adore. «Lo que no podría es salir con alguien a quien no le guste comer en general. Lo disfruto demasiado», confiesa. Claro que sí, amigas. En Reino Unido eso se llama: B-O-U-N-D-A-R-I-E-S. Idiomas, querida. Total, que esa vieja gloria del refranero popular que dice «un hombre se le conquista por el estómago» sigue más vigente de lo que pensaba.

Valeria, en su última temporada (febrero 2025), soplaba velas con una tarta envidiable. Foto: Felipe Hernández / Netflix

De hecho, algo así le pasó a Raquel, aunque en su caso fue ella la conquistada. Su pareja aprendió a hacerlas solo para enamorarla (todavía) más. ¿Su secreto? Mucho amor y «mucha nuez moscada».
 
En sus seis años de relación, las croquetas no solo siguen presentes, sino que se han convertido en su lenguaje del amor. Porque, aunque fue él quien aprendió a amasarlas, es ella la que, cada cumpleaños, se dedica a recopilarlas —a veces de su madre, otras de su suegra— para preparar una particular tarta de cumpleaños. «A él no le gusta el dulce y, al final, se ha convertido en un símbolo, un lugar al que acudir cada año». Una peculiar celebración que también pudimos ver en uno de los capítulos de la cuarta (y tristemente última) temporada de Valeria. Victoria Maseda, fundadora de Masseda Catering y home economist para películas y series, cocinó la friolera de quinientas croquetas para hacer un pastel de cuatro pisos. Sin duda, el sueño de las concursantes de First Dates.
 
Sea por su sencillez, por esa mezcla perfecta entre crujiente y cremosidad o, simplemente, «porque saben a casa», como dice Mariola Alemany, cofundadora de Croquetea, lo cierto es que las croquetas han pasado de ser una tapa de bar a convertirse en criterio romántico. Porque, puede ser que todo este tiempo nos hayamos equivocado y ni el amor es dulce, ni ligar es picante. A veces solo sabe a jamón, pero a jamón del bueno.
 

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