La gilda imposible. Foto: Mikel Ponce

LIFESTYLE – POR FAVOR, LA CUENTA

Rarezas gastronómicas y otras cosas que llevarse a la boca

Sandra Bódalo – 27/03/25

Desde mantequilla con Colacao, hasta boquerones en vinagre con queso curado. Combinaciones extrañas y guilty pleasures que, muy sorprendentemente, están más buenos de lo que parecen

Siempre me he considerado una persona con gustos bastantes clásicos -que no corrientes-. ¿Para qué mentir? No me gusta innovar, prefiero ir sobre seguro y no correr riesgos. ¿Aburrida? Puede ser, pero es que la excentricidad y la locura las dejo para otras facetas de mi vida… Ante la duda, siempre escogeré un vestido negro frente a un outfit multicolor para asistir a un evento, o unas bravas y unas croquetas como entrantes en cualquier comida en grupo. De hecho, si un día me siento especialmente creativa, gastronómicamente hablando, mi alma precavida me incitará a buscar una red de seguridad (o, mejor dicho, una víctima). Esa persona con la que compartir por si, en el caso de que mi experimento empírico fracase, siempre quede un plan B que nos salve de la inanición. 

Este verano -¡ay, quién volviera allí!-, estaba en un chiringuito de la Pobla de Farnals con mi amigo Manu y, cuando le pedí a la camarera una clara con granizado de limón, se quedó ojiplático. En esos momentos, siempre salta la clásica pregunta: «¿Pero esto es raro?». Para un asturiano que reside en Madrid, las combinaciones valencianas sí que lo son (y bastante). Que si cerveza con granizado de limón, que si granizado de café con leche merengada, y ya no te digo si hablamos de la mentireta de Alcoy, que une dos bombas estomacales en una: el café licor y el granizado de limón. No sé qué nos ocurre con las bebidas en la terreta, pero nos encanta hacer matrimonios de conveniencia y emparejar sabores (aparentemente) incompatibles. 

Y bueno, como periodista que soy, de cualquier tontería te saco un artículo. ¡Así somos! Por ello, la clarita con agualimón me hizo cuestionarme cuáles son las combinaciones más extrañas que la gente se cocina en sus casas. Y sí, soy consciente de que con este titular te estabas esperando otra cosa…. Desde los guilty pleasures que se mantienen en secreto, a esa cocina abstracta derivada de una mañana de resaca o un domingo sin nada en la nevera. Estos últimos meses, me he recorrido festivales, terrazas y pueblos coleccionando recetas insólitas. Aunque tengo que admitir que tuve que modificar un poco mi discurso inicial porque acercarte a un par de desconocidos y preguntarles por lo más raro que se han llevado a la boca provocaba más de una confusión… 

Vale, Sandra… Basta ya, ¿cuáles son esos fetiches gastronómicos?

Recuerdos de infancia

Al preguntar sobre mezclas peculiares, muchas personas tiran de nostalgia y recurren a esas humildes recetas que les recuerdan a su infancia. Sabores para todos los gustos, pero con un ingrediente omnipresente: el ColaCao. El cacao soluble, creado en 1945 en el barrio barcelonés de Gràcia, llegó a estar en millones de hogares. Y eso se nota. Por entonces, las madres y abuelas del país -es lo que tiene el patriarcado- le hacían a boomers y millennials modestos panecillos. Vamos… que se usaba el ColaCao como si fuera glutamato monosódico.

Mantequilla y ColaCao

En 1968 llegó la Nocilla, pero muchas familias preferían este binomio que era más barato y menos adictivo. La droga (legal) de toda una generación…

ColaCao con aceite

Como la paella mixta, la mezcla dulce-salado siempre ha despertado pasiones y odios a partes iguales. Antes de aprender de los franceses lo que era el beurre salé o que a los lineales del supermercado y a las heladerías llegara el caramelo salado, el mix de chocolate y aceite eran un must en las casas españolas. Aunque la mejor versión (ahora gourmet), siempre será la formada por pan, onzas de chocolate, aceite de oliva y sal.

Plátano y ColaCao

En los últimos tiempos, se considera un desayuno fit untar mantequilla de cacahuete sobre una tostada integral y poner rodajas de plátano por encima. No obstante, algunos visionarios ya se anticiparon al real fooding con sus plátanos de Canarias -con motitas, como decía Arguiñano- y su cacao en polvo.

Bocadillos de autor

Quizás sea porque los bocadillos son una de las comidas más socorridas. Sea por la razón que sea, al preguntar por frikadas gastronómicas, a la mayoría se le ocurrían fórmulas entre pan y pan.

Boquerones en vinagre con queso curado

«Me llamaron loca, pero era una visionaria». Al habla Maca, producer en una agencia de comunicación y eventos. No entiende por qué cada vez que entra a un bar y pide este (inusual) bocadillo tiene que dar explicaciones. “Hay veces que el camarero no me ha querido hacer el bocadillo, pero al final le acabo pidiendo los boquerones por un lado y el queso por otro, y me lo monto yo misma», admite orgullosa. A ella le pasa como Joey Tribbiani con el Trifle inglés de Rachel. Si la mermelada le gusta, la nata le gusta y la carne… ¡le encanta!, ¿por qué no ponerlo todo junto?

Pimentón con aceite

Igual que contaremos a las futuras generaciones nuestros estragos durante la pandemia, nuestros abuelos y abuelas hablaban de la guerra. En tiempos de hambrunas y penurias, la imaginación era lo único que quedaba. Ninguno sabría lo que era un trampantojo, pero te ponían pimentón y aceite para creer que estaban comiendo chorizo and I think that´s beautiful.

Miscelánea

A Eduardo, valenciano de nacimiento y manchego de corazón, su abuelo siempre le hacía combinaciones muy raras, porque «metía de todo en un mismo bocadillo». ¿Su receta estrella? Para la base, higos restregados en el pan —pa amb tomaca, who?—, y después le añadía tocino, salchichón y melocotón a rodajas. Otro dulce y salado solo apto para valientes. Eso sí, «a mí siempre me estaban buenísimos», recuerda.

¿Qué pasa con los mejillones?

Los mejillones han sido otro de los alimentos que se han colado en todas las respuestas a la cuestión de cuál es tu receta más rara. Ya sea en un simple bocadillo de aprovechamiento -está claro que es la solución para quienes no quieren cocinar- o en recetas más internacionales.

Moules au cidre et aux lardons

Quien haya visitado Bélgica alguna vez sabe que sus orgullos gastronómicos se pueden resumir en cuatro sencillos platos: moules -nuestros mejillones-, frites –las patatas fritas de toda la vida conocidas, a su pesar, como french fries fuera de sus fronteras, los gofres y el chocolate -con permiso de Suiza-. Y aunque conocemos de sobra el primero de todos, ir a cualquier restaurante belga especializado en mejillones es toda una experiencia. No solo por la cantidad y porque siempre van acompañados con patatas fritas, sino por sus mil y una elaboraciones. Más allá de las clásicas salsas con pimienta o vino blanco, destacan creaciones más llamativas, como los mejillones cocinados con sidra o con nata y acompañados con tiras de bacon. Un mix and match aparentemente raruno, pero que está buenísimo. Aunque el bacon es lo que tiene…

Pasta con alubias y mejillones

Si en España podemos presumir de una variante ingente de arroces, en Italia ocurre lo mismo con la pasta. Hasta aquí no hay ninguna sorpresa. El tema se complica cuando a los más que conocidos pesto, boloñesa, carbonara o amatriciana se le suma una preparación menos popular: alubias con mejillones. Fabio, italiano residente en Barcelona desde hace ocho años, quiso crear una versión de esta receta, pero más rápida y resultona. ¿Qué se necesita? Pasta mixta -eso sí, de buena calidad, como la de la marca De Cecco-, una lata de mejillones en escabeche y las clásicas baked beans de Heinz, que podríamos ver perfectamente en un English breakfast. «La primera vez que me lo cocinó no tenía grandes expectativas sobre el plato. Me dijo que era su versión de la pasta con cozze e fagioli para comer rico cuando no tenía mucho tiempo. El resultado me sorprendió tanto que ahora siempre tenemos los ingredientes en casa y se ha convertido en una de nuestras recetas salvavidas. Y cuando viene alguien a comer a casa, lo hacemos», comenta su novia, Marta.

El más viral

En abril de 2022 Dua Lipa compartía en una entrevista con la BBC su helado favorito. Un mix que, según ella, suena raro, pero acaba enamorando a todo aquel que lo prueba. La receta es muy fácil y solo se necesitan tres ingredientes: helado de vainilla, un chorrito de aceite de oliva y un toque de sal marina. Dos años después, el olive oil ice cream copaba de nuevo TikTok. En parte, gracias a la visita de la cantante británica y su pareja, Callum Turner, a Barcelona y a DelaCrem, una tienda especializada en gelato italiano. Este negocio local, ubicado en L’Eixample, creó su propia versión del helado favorito de la intérprete de Levitating con aceite de oliva extra virgen de Les Garrigues y sal del Delta del Ebro.

Dua Lipa con su helado favorito. Foto: Habanero

Los guilty pleasures de los que más saben de esto

    • «Algo muy top para mí, y que desde pequeño comía en el recreo del colegio, es un bocadillo de jamón cocido, mantequilla y Cheetos Pandilla. ¡Buenísimo!» – Luis Callealta.
    • «Como buen argentino, mi placer culpable es sin duda el queso de cabra con dulce de leche…» – Juan D’Onofrio, chef de Chispa Bistró (Madrid).
    • «Los domingos por la mañana es el único día o de los pocos días que dedico tiempo al desayuno, y ya que lo hago, me permito todo el dulce que el resto de la semana evito comer. Me encanta hacerme sopas con leche y mezclar diferentes galletas, cereales y alguna magdalena o croissant (que tenga algo de chocolate). Todo junto y con la cucharita ñam… ¡top!» – Julia Martínez, propietaria de Barrafina (Valencia).
    • «Los italianos puristas seguro que me podrían matar, pero ponerle parmesano a algún producto del mar… Como es el caso del carpaccio de lomo de atún con parmesano de Lombo. Eso sí, ¡jamás le pondría nata a la carbonara!» – Eugeni de Deigo, chef y propietario de Colmado Wilmot y Restaurante Lombo (Bcn).
    • «Una de mis grandes perdiciones son los bocatas. Lo hago de lo que encuentro por la nevera, cuanto más fiambre y cosas variopintas pongo, mejor que mejor. ¿Algunos de mis favoritos? La mortadela de olivas con queso Philadelphia; y el bocata de croquetas de bacalao con tomate frito» – Carmina Crespo, tercera generación junto con su marido José, al frente del restaurante l’Alter (Picassent).

Más artículos