La entrevista con Vicky Sevilla. Vídeo: Pablo Granero
Un día con Vicky Sevilla
Ferran Salas – 10/07/25
Es uno de los mayores talentos gastronómicos de Valencia. También es chef, empresaria, madre, recorre restaurantes por todo el mundo y se divierte como la que más cuando pisa un festival. Lo que sucede más allá del restaurante también define quién es ella, algo que la chef de Arrels (1*) empieza a interiorizar con convicción
El sol se cuela a través del portón del palacete, que antaño -hace siglos- perteneció a los Duques de Gaeta. Ahora constituye uno de los enclaves históricos más significativos de la gastronomía autóctona, porque en este fuerte de Sagunto (Valencia), se encuentra el restaurante más conocido y laureado de la localidad. Arrels, la casa de Vicky Sevilla, cuenta con una Estrella Michelin y una chef de sonrisa sempiterna. Nos recibe con calidez y nos ofrece un café, pese a que se encontraba frente al ordenador, repasando facturas y realizando pagos. «Me gusta hacer las tareas administrativas en el patio interior. Entra mucha luz y me concentro mejor», revela sobre sus costumbres. Y al momento, ya está dispuesta para la entrevista.
En el vídeo que articula este reportaje, asistimos a una charla personal con la gran promesa de la cocina valenciana, o más bien con una consolidada realidad. Aparenta ser tan joven que es difícil retirarle la etiqueta, pero Sevilla ya tiene 33 años (Quart de les Valls, Valencia, 1992). Después de formarse con figuras locales de primer nivel, regresó a su tierra natal en 2017, para abrir su propio negocio con 25 años. No tardó en recibir reconocimientos como el de Joven Promesa de la Comunidad Valenciana, finalista al premio Cocinero Revelación de Madrid Fusión 2020, el New Taleent of the Year La Liste Mediterranean y el Premio a mejor Chef del año por la Academia de Gastronomía de la Comunitat Valenciana en 2023. No nos olvidamos de la soñada Estrella Michelin, alcanzada con apenas 29 años; un sueño.
Durante la jornada que pasamos al lado de Sevilla, no sólo vamos a ahondar en los hitos profesionales, sino también en sus hábitos más íntimos. Porque también son definitorios. Hay espacio para las bromas, las confesiones y algún que otro consejo gastronómico -Vicky es una de las personas que más y mejor come de este país-; está relajada, animada y feliz. Todo ello también se transmite en su cocina: una cocina madura, sólida y con brillo propio, que siempre ha resultado profundamente territorial. Tiene la mirada puesta en la tradición para renovarla, cada vez con más precisión técnica, estética y riesgo.
Pero sobre todo, hablamos de su faceta más personal y humana. De su hijo Issey, que acaba de cumplir 5 años y ha heredado la vitalidad y la pasión por la gastronomía de su madre, así como la afición oculta (al menos para mí) por la pintura. De las rutinas diarias tan necesarias para anclarse y sentir la solidez en una vida ajetreada y cambiante, como es la gastronómica. Del ejercicio físico y de la necesidad de trabajar también la parte mental. Del perfeccionismo. De la suerte de tener una red familiar y amorosa que la apoya y la entiende. De los amigos de la infancia y de los que ha ido haciendo en el camino.

Salpicón de marisco, en Arrels. Foto: Pablo Granero
Aunque se siente una privilegiada, hablará de lo bueno y de lo no tan bueno. Cuando lleguemos al tema del trabajo, Vicky se explayará con el entusiasmo de quién no tiene que demostrar nada a nadie y está en el sitio que quiere, haciendo lo que más le gusta y orgullosa de quienes le rodean. Pondrá en valor la labor del equipo, tan necesaria en un negocio que depende mucho -por su localización- de la satisfacción de los clientes, y hablará con orgullo y respeto de los suyos. Desde Pol, su jefe de cocina, que acaba de cumplir tres años en Arrels, hasta Ángel y David en sala, sin olvidar al sumiller: su admirado Yelko.
Asistiremos a la recepción de los proveedores, el montaje en sala, el brief y la mise en place. La tarde la pasará con Issey. La mañana próxima será dura, tendrá que preparar todos los pedidos para el festival Portamérica al que asiste desde hace varios años. Es otra de sus grandes pasiones y, aunque en muchos casos vaya aparejado de trabajo, viajar, conocer, disfrutar y respetar otros lugares, otras culturas y otras miradas es lo que ha hecho de Vicky ser la mujer que es hoy. Sin más dilación, nos dirigimos hacia la mesa en la que Pablo Granero ha montado el set de grabación. Todo lo demás, se cuenta en el vídeo.