Así es Berta Peiró. Foto: Pablo Granero

Un día con Berta Peiró, la Fallera Mayor de Valencia

Ferran Salas – 10/07/25

24 años, licenciada en RRHH y responsable del departamento de Recursos Humanos de una empresa del sector inmobiliario. Todos estos datos corresponden a la máxima representante de las Fallas de Valencia en su año en curso, junto a la que nos disponemos a pasar una jornada completa, bien de pólvora

Berta, pizpireta y sonriente, nos cita en el Ayuntamiento de Valencia: «Desde hace casi un año, es mi segunda casa. Paso casi más tiempo aquí que en la mía», admite entre carcajadas. Está escoltada por un equipo de la Junta Central Fallera. Equipo que hace las veces de soporte profesional, consejeros y apoyo emocional. Tras los saludos iniciales, me cuenta que desde su nombramiento, en octubre del año pasado, habrá realizado aproximadamente «unos 700 actos». Aún le quedan bastantes más, cómo por ejemplo, la asistencia a la Feria de Julio, que realizará esta misma tarde.

Entre confidencias, me cuenta que se siente «tremendamente orgullosa y feliz», que para nada le ha pesado el año, que ha estado rebosante de energía y que el equipo de compañeros que han permanecido a su lado, entre los que destaca especialmente a la Corte de Honor y los miembros de la Junta Central Fallera, pero sin dejar de lado a todo el personal del Ayuntamiento, tanto político como administrativo, han hecho de este un año para recordar eternamente. «Aquí somos una gran familia, todos damos el máximo cuando hay que arrimar el hombro. Sufrimos juntos y celebramos también juntos. No puedo concebir un mejor grupo de personas de las que rodearme que el de este año», comenta exultante.

 

Un día con múltiples posibilidades

Cada día es diferente para una Fallera Mayor de Valencia. Los actos cambian de jornada a jornada: unos son por la mañana, otros por la tarde, o incluso, por la noche. Eso le impide tener un horario constante. «Aunque no tenga actos oficiales, siempre hay compromisos relacionados con indumentaria, visitas o reuniones. Así que más que una rutina estructurada, lo que tengo es una agenda muy viva, donde cada día me sorprende con algo nuevo», comenta, sin ápice de molestia. «A día de hoy, la única rutina que mantengo de forma constante es la del cuidado de la piel. Es un momento que me reservo cada mañana y cada noche, porque me ayuda a empezar y terminar el día con calma y dedicación personal», matiza.

Berta Peiró. Foto: Pablo Granero

Pero vayamos a algo que se adentra en su parcela personal, ¿puede compaginar este ritmo de actos con una vida digamos «normal»? ¿Trabaja una Fallera Mayor de Valencia? ¿Tiene tiempo libre para ella misma? Berta sonríe y cuenta que actualmente está de excedencia, porque ha querido dedicar este año completamente a Valencia y a las Fallas. Sería casi imposible de lo contrario. Y al parecer, existe una regla no escrita que dice que las falleras Mayores de Valencia ponen en pausa su carrera durante su mandato, desde hace ya varios años, debido al alto nivel de protagonismo que reciben los actos y eventos anuales. «Estoy viviendo una experiencia única, que requiere toda mi energía, mi tiempo y mi corazón. Sé que mi carrera profesional seguirá su curso más adelante, pero este año es para mi ciudad, para mi fiesta», declara. Ni un pero a sus declaraciones.

 

El desayuno para cargar fuerzas

Lo primero que hace una Fallera Mayor al despertarse es lavarse la cara y los dientes. «Es algo que necesito para activarme». Y si el horario se lo permite, sobre todo cuando no tiene que ir temprano a la peluquería, le gusta desayunar con tranquilidad. Aquí viene el primer guilty pleasure de Berta: «Suelo tomar un vaso de Choleck o Nesquik, acompañado de unas tostadas con jamón serrano. Es un desayuno sencillo, pero me encanta». Efectivamente, ha dicho Choleck. Y por lo visto, es algo que ya sabía media Valencia por las entrevistas. Tras el desayuno, vendrá el maremágnum de actividades: actos oficiales, visitas, inauguraciones, eventos con patrocinadores del Ayuntamiento, reuniones y, cómo no, compromisos relativo a la indumentaria. «Tengo un indumentarista que me ayuda con los trajes de valenciana. Me ayuda a vestirme y a colocármelo, con los zapatos, con los recados… Es una especie de hada madrina, no podría llevar el este ritmo sin su ayuda», admite.

Berta Peiró. Foto: Pablo Granero

Aunque entremos en julio, la agenda no ha cesado. La semana anterior llegó de las Hogueras de San Juan y se marchó a Burgos. Entre medias, hizo parada en Altea para comer en Ca Joan. «Soy muy de carne, aunque también me gusta muchísimo el marisco. Las ostras, gambas…», se sincera. ¿Y a quién no le gustarían?

 

Un frenesí sin derecho a sobremesa

Con la actividad diaria, a Berta le resulta muy difícil parar a comer en un restaurante, ya que muchas veces los actos se solapan o tiene el tiempo justo. Sentarse en una mesa no le asegura que pueda levantarse a la hora prevista. Aquí viene su segundo guilty pleasure. «Me encantan las burgers de McDonald´s, siempre que hay uno cerca es la mejor opción para comer algo entre actos».Mira sin disimulo al personal de la Junta Central Fallera que le acompaña y que aprueba la mirada cómplice y me comenta en confianza que: «La tenemos muy consentida, pero es cierto que muchas veces es la única opción viable».

Ya que hablamos de comer, Berta se suelta. Ama la gastronomía, dice. Ya sea por la tarde o por la noche, disfruta muchísimo compartiendo momentos con sus amigas, su pareja, su familia o su falla. En esta última, los buñuelos de calabaza con chocolate son un must. Con a cualquier persona de su edad, le gusta salir a merendar, a comer o a cenar fuera; hacer planes que le permitan desconectar un poco y disfrutar de una buena conversación o unas risas. Por la tarde no lo duda: un granizado de limón en una terraza mirando al mar. «Aunque reconozco que la orxata con fartons es icónica, me decanto más por la acidez del limón», enfatiza. Otro de sus top para las sofocantes tardes de julio son los helados en todas sus formas, colores y sabores. Pero si ha de elegir, «el helado de dulce de leche», afirma entre carcajadas, mientras sostiene uno en su mano.

La vida nocturna

Es cierto que el mundo fallero, especialmente en marzo, posee un marcado carácter nocturno:plantàs, casales, Nits del Foc, castillos, verbenas y un sinfín de actos que se sabe cuando empiezan, pero nunca cuando acaban. Sin embargo, Berta me cuenta que es más de vinotecas que de salir a tope de fiesta. Le gusta ese ocio calmado en el que poder tomarse un vino con sus amigas y una tablita de embutidos. Le pregunto por el queso y ,sorpresa, aquí viene el tercer levantamiento de ceja por mi parte, Berta frunce el ceño. «No como queso, de pequeña tenía una pequeña intolerancia y generé una animadversión», revela. ¿Ni en pizzas? «Ni en pizzas», contesta. 

Si tiene que escogerun lugar para una cena especial, lo tiene claro: «Mi restaurante favorito de Valencia es Q´Tomas«, aunque también nombra otro templo del producto, como es la marisquería Civera. Su plan perfecto pasa por una cena con la familia o con su pareja y, al llegar a casa, volver a la rutina de skincare con la que inicia el día para terminar con calma. Esto le garantiza poder afrontar la próxima jornada con la misma energía que hasta hoy, algo que solamente podría lograr una persona muy enérgica, o la Fallera Mayor de Valencia.

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